Hasta ahora, el estado español no ha demostrado ser equitativo y justo con el pueblo. Y sí son cada día más evidentes las dificultades para mantener una vida digna: suben los impuestos (IRPF e IVA), tarifas energéticas, sube el transporte público. Por contra nos bajan los sueldos y efectúan despidos masivos.
Actualmente estamos sufriendo el mismo chantaje de la deuda que ya se impuso a los países periféricos Europeos. Es el capital internacional quien dirige este chantaje (empresas multinacionales, bancos, fondos de inversiones...) de manera perversa, explotadora e inhumana.
Con la excusa de la deuda se aplican recortes sociales, subidas de impuestos, privatizaciones, explotación brutal de los recursos naturales; en definitiva, reformas estructurales dirigidas a extraer aún mayor plusvalía a la clase trabajadora mientras el capitalismo aumenta beneficios y nosotros nos quedamos peor que al principio.
En los períodos de mayor producción, el capitalismo nos lleva a una engañosa ilusión de “prosperidad” gracias al endeudamiento, concediendo créditos y empujándonos a un consumismo compulsivo, para después, mostrarnos su verdadera naturaleza devastadora y agresiva donde destruye empleo, traslada su deuda a la población, socializa sus pérdidas y reprime con violencia toda protesta.
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