Os dejamos un artículo que el compañero Carlos Navarro escribe a cerca de las últimas detenciones de personas por ejercer el derecho de libertad de expresión.
Dos jóvenes amordazados, encarcelados, y privados de su libertad. Porque la fiscalía al servicio del poder y un juez, ex-policía, con un pasado nada claro, deciden que una sátira inspirada en una obra de García Lorca realizada con unos títeres de cachiporra, interpretan que una trama sobre montajes policiales es terrorismo.
Increíble pero cierto, después de aquel golpe de estado de 1936, siguen quedando sus posos y principios, nos han trasladado directamente a aquella dictadura de hace 40 años, a aquella época gris y rancia donde tantas libertades se eliminaron, personas se ejecutaron y años de cárcel se pagaron.
Asco me dan los que dicen impartir justicia y velar por nuestro bienestar, retorciendo sus leyes hasta encajarlas a su ideología ya sea para exonerar o condenar.
Indignación cuando el principal debate en los medios es si hay que cesar o no a alguien, las responsabilidades de la programación, … en lugar de documentarse e informar, sobre la obra y su contenido y en consecuencia opinar sobre la decisión de encarcelar a dos artistas titiriteros. Donde está la pluralidad, la imparcialidad, como se ha implantado la autocensura y se ha dejado de defender la libertad de expresión en una profesión que tanto la necesita como el periodismo. Cuanto seguidísimo del mensaje del poder, que repugnante.
Tristeza al comprobar que en este pequeño lugar del planeta donde la comunidad del mundo del teatro, la farándula, cine o la canción estaba en gran parte comprometida en la defensa de las libertades, actualmente, salvo honrosas excepciones, está ausente y muda ante este ataque directo a la libertad de expresión, la cultura y el arte.
Y brota la rabia ante la injusticia, porque si no es que estamos muertas. Rabia, mucha rabia al ver las calles vacías de indignación, vacías de denuncia, vacías de gritos a favor de la libertad y contra la inmundicia. Ni la rabia nos paralizara, ni las leyes mordazas nos callaran, seguiremos desobedeciendo, porque creemos en la libertad.
Increíble pero cierto, después de aquel golpe de estado de 1936, siguen quedando sus posos y principios, nos han trasladado directamente a aquella dictadura de hace 40 años, a aquella época gris y rancia donde tantas libertades se eliminaron, personas se ejecutaron y años de cárcel se pagaron.
Asco me dan los que dicen impartir justicia y velar por nuestro bienestar, retorciendo sus leyes hasta encajarlas a su ideología ya sea para exonerar o condenar.
Indignación cuando el principal debate en los medios es si hay que cesar o no a alguien, las responsabilidades de la programación, … en lugar de documentarse e informar, sobre la obra y su contenido y en consecuencia opinar sobre la decisión de encarcelar a dos artistas titiriteros. Donde está la pluralidad, la imparcialidad, como se ha implantado la autocensura y se ha dejado de defender la libertad de expresión en una profesión que tanto la necesita como el periodismo. Cuanto seguidísimo del mensaje del poder, que repugnante.
Tristeza al comprobar que en este pequeño lugar del planeta donde la comunidad del mundo del teatro, la farándula, cine o la canción estaba en gran parte comprometida en la defensa de las libertades, actualmente, salvo honrosas excepciones, está ausente y muda ante este ataque directo a la libertad de expresión, la cultura y el arte.
Y brota la rabia ante la injusticia, porque si no es que estamos muertas. Rabia, mucha rabia al ver las calles vacías de indignación, vacías de denuncia, vacías de gritos a favor de la libertad y contra la inmundicia. Ni la rabia nos paralizara, ni las leyes mordazas nos callaran, seguiremos desobedeciendo, porque creemos en la libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario