Desde la más absoluta impunidad con los verdaderos criminales, corruptos y estafadores, el régimen y los partidos que lo sustentan (PP, PSOE, Ciudadanos…) meten en la cárcel a la LIBERTAD DE EXPRESIÓN que es crítica con su desorden.
Para la CGT lo que los titiriteros hacían en la representación de la obra no es, sino una denuncia explícita y concreta de los montajes policiales-estatales de incriminación y criminalización de todo aquello que huela a radical, prácticas que son habituales y que están a la orden del día, colocándonos el “sambenito de terroristas” y, especialmente al mundo libertario anarquista, como las operaciones Piñata y Pandora.
El periódico El País, firme anclaje ideológico del régimen del 78, abrió la veda para la caza del radical. Los periódicos de la caverna y los grandes grupos de “ideologización” cerraron el círculo para presentar a la sociedad que el eje del mal ha vuelto a actuar y, esta vez, sobre “tiernos infantes” a los cuales se les quiere “culturizar” del hecho de la violencia de género, de los desahucios y de los montajes policiales-estatales.
Lo más grave es el posicionamiento del Ayuntamiento, al frente del cual se encuentra una candidatura de la gente (Ahora Madrid) que, en lugar de defender la libertad de expresión y la unilateralidad en las detenciones y denunciar públicamente que no existe ningún delito, va e interpone una denuncia y se suman a no se sabe bien que acusación: ¿daño moral a menores por una obra de mayores? Afortunadamente retira después la nota, parece que va a primar el sentido común y todo va a quedar en una rescisión del contrato. Pero el daño y la connivencia con el “régimen” ya está hecho y la “máquina política-judicial” se ha llevado por delante, de manera indecente, a los titiriteros y a la LIBERTAD DE EXPRESIÓN crítica.
Desde CGT entendemos que el “Ayuntamiento del cambio” debiera hacer política de verdad de cambio, como la remunicipalización, la auditoría de la deuda del Ayuntamiento de Madrid, ilegitima y odiosa, las políticas de vivienda y no ser agentes de las mismas políticas urbanísticas, cuando se aceptan las operaciones Mahou-Calderón, Canalejas y, a buen seguro, tramos del macro proyecto Chamartín.
Transformaciones reales necesitamos en Madrid y en todo el territorio, que pasan por políticas de democratización de las instituciones, donde la participación directa de los vecinos y vecinas sea ejecutiva en lo que respecta a sus vidas: remunicipalizar todos los servicios públicos y devolver a los vecinos y vecinas todo lo que es el COMÚN, que fue robado por una clase política madrileña y, sus empresarios aliados, durante los 25 años que han gobernado en el Ayuntamiento como el “señorito la finca”.
EXIGIMOS LA PUESTA EN LIBERTAD inmediata de los Titiriteros y el respeto a la LIBERTAD DE EXPRESIÓN.
LA CULTURA NO ES DELITO
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