domingo, 3 de noviembre de 2013

Crónica de un ERE tumbado: Grupo GSS

CGT lo dijo desde el principio: no existen causas económicas, ni productivas ni organizativas para una medida de estas características. A pesar de contratar a la prestigiosa multinacional KPMG para hacernos tragar sus ridículas mentiras, nuestros abogados, los mismos que hace año y medio tumbaron el primer ERE de la compañía, nos fueron asesorando todos los días para solicitar la información sensible con la que podríamos desmontar su castillo de cuentos. Venían mejor preparados que en el primer ERE. Habían aprendido de sus errores del pasado y, por ello, contratado a una prestigiosa abogada. Sus esfuerzos finalmente han resultado inútiles.

Nuestra estrategia

Sabíamos que esta batalla se iba a comenzar a dar en dos frentes: en la mesa de negociación y en la calle.
Comprendimos enseguida que podíamos demostrarles la inviabilidad del expediente durante las negociaciones pero que también necesitaríamos del apoyo de lxs trabajadorxs; que la empresa tenía que ver con sus propios ojos que detrás de nuestros argumentos iban a estar lxs compañerxs del área de estructura expresando su indignación.

Nuestra estrategia era osada. Nos comprometimos a publicar un comunicado por cada reunión mantenida con la empresa, y hacerla llegar a lxs trabajadorxs, a pesar de las prohibiciones de Julio Alberto Pérez, el director de Personal, que nos amenazó con sancionarnos si distribuíamos información a lxs trabajadorxs.

Sin embargo, CGT hizo caso omiso a esta prohibición porque entendimos que los derechos se conquistan de esta forma, como históricamente ha sido, luchando, y no bajando la cabeza como borregos obedeciendo la voz del amo. Y a la vez que nos defendimos ejerciendo nuestros derechos, interpusimos una demanda contra la empresa por atentar a la libertad sindical. (Fuimos los únicos, una vez más). De este modo, lxs compañerxs del área de estructura supieron siempre qué estaba ocurriendo en la mesa de negociación. La transparencia, símbolo de CGT, la impusimos como norma de conducta, y todo el resto de secciones sindicales se vieron obligadas, no sólo a relatar lo que estaba sucediendo, sino a posicionarse con respecto al ERE.

Haciendo añicos sus mentiras

Con paciencia y tenacidad, enarbolando la ley en la mano, fuimos reduciendo el número de afectadxs por este expediente. Era ilegal prescindir de un técnico de prevención, como querían al comienzo; como era ilegal despedir, como pretendían, a quien tuviese guarda legal por cuidado de menores.

Era temerario echar a la calle a los operarios de mantenimiento, dado que iba a poner en riesgo la seguridad de todxs lxs trabajadorxs de la empresa.

Era inviable dejar a departamentos con una sola persona, si no querían encallar a la empresa en una absurdo inmovilismo. Si tenían previsto crecer con más contrataciones, el ERE era absurdo; más teniendo en cuenta que la Estructura de Line daba cobertura al resto de empresas del Grupo GSS.

Un sólo dato nos revelaba la magnitud de la farsa: desde el 10 octubre habían contratado un total de 125 agentes nuevos para diferentes campañas.

¿Y los criterios?

CGT preguntó por los criterios objetivos desde el primer día. No supieron responder; les pusimos contra las cuerdas sobre este asunto. Todo lo más que decían eran ridiculeces, con las que trataban de ocultar la única realidad: la lista estaba hecha desde el principio y la habían confeccionado a dedo.

Finalmente, en la penúltima reunión, y ante la insistencia de nuestra sección pusieron en la mesa el artículo 17 del convenio de Telemárketing como el criterio para hacer la lista de lxs afectadxs. Otra metedura de pata: este artículo hace relación a la extinción de contratos ante la disminución del volumen de las campañas de operaciones; y en nada incumbe a las áreas de Estructura. Sí, venían mejor preparados, sin duda; pero continúan siendo los mismos chapuceros de siempre.

Juntos, pudimos

Con esta frase terminamos nuestro último comunicado llamando a todxs lxs trabajadorxs de Estructura al paro de dos horas para el 23 de octubre. Necesitábamos que lxs afectadxs y lxs no afectadxs se movilizasen, pararan para mostrar su repulsa ante este ERE tramposo e ilegal.

Antonio Martos, el director financiero de la compañía, uno de los negociadores por parte de GSS, mostró su habitual sonrisa burlona, cuando supo que habíamos convocado el paro. Estaban seguros de que iba a ser un fracaso.

El 23 de octubre las banderas de la CGT ondearon delante de las puertas de la Avenida de la Albufera. Confiábamos que la gente bajaría; y bajaron. Se fueron uniendo lxs compañerxs de Estructura, poco a poco; y delegados de UGT, quienes a pesar de no convocar el paro, participaron en él con su presencia. No importó ni el miedo a las represalias ni las presiones que hubo por parte de algunos directores para que la gente no secundara la huelga. Alrededor de treinta personas manifestaron durante aquellas dos horas su rebeldía ante aquel ERE injusto. La cosa quedó clara para la empresa: estaban perdiendo sus razones jurídicas en las mesa de negociaciones y el rechazo entre lxs trabajadorxs de Estructura era patente; las consecuencias podían ser imprevisibles para GSS.

Lamentablemente se echó en falta a los delegados de CCOO, que prefirieron como miserables quedarse en su puesto de trabajo, antes de apoyar la concentración convocada por nuestra sección, o al menos apoyar a lxs trabajadorxs en huelga. Y a pesar de que sus afiliadxs estaban afectadxs por el ERE, los miembros de la sección de CTI, el sindicato amarillo de la empresa, también dio la espalda a lxs trabajadorxs de estructura no secundando la huelga. Qué decir de USO, esa organización fantoche, más obsesionada por engañar a lxs trabajadorxs para que firmen sus listas de candidaturas electorales, que de apoyar a lxs compañerxs en sus despidos colectivos.

LA LUCHA SI SIRVE

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